jueves, 28 de abril de 2011

Manifiesto Día de la Salud Laboral 2011

En el ámbito de estos derechos principales, se desarrolla todo un sistema de derechos particulares que, junto con la remuneración por el trabajo, deciden el correcto planteamiento de las relaciones entre el trabajador y el empresario. Entre estos derechos hay que tener siempre presente el derecho a ambientes de trabajo y a procesos productivos que no comporten perjuicio a la salud física de los trabajadores y no dañen su integridad moral.
Laborem Exercens 19
Cada año mueren más de 2 millones de personas en el mundo a causa de accidentes o enfermedades relacionadas con el trabajo, la gran mayoría totalmente evitables. En Valladolid, en el año 2010 se produjeron 16.652 accidentes laborales, más de 45 accidentes cada día. En ese mismo año, 11 personas salieron de su hogar y no volvieron porque perdieron la vida en su lugar de trabajo. En lo que va de 2011 son 3 los trabajadores fallecidos.
Por lo general, estas muertes son sólo noticia para sus familiares, amigos, compañeros de trabajo... Pero estamos hablando ¡de la vida de cada trabajador, de cada trabajadora! Es necesario generar un nivel de conciencia colectiva tal que resulte insoportable convivir cada día con este drama, que tanto sufrimiento está trayendo a los trabajadores  y trabajadoras  y a sus familias

Nosotros queremos unirnos al inmenso dolor de los familiares y allegados de estas víctimas, ofreciéndoles nuestra más fraternal solidaridad, y al mismo tiempo, expresar la rabia y la impotencia que sentimos, como personas del Mundo Obrero y como cristianos, ante esta cruda realidad que tan a menudo nos está sacudiendo.
Invitamos a todos los trabajadores y trabajadoras y a la sociedad en su conjunto (administraciones, empresarios, sindicatos, partidos políticos, asociaciones…) a no quedarnos de brazos cruzados. Los mal llamados “accidentes laborales” se pueden evitar.

Nadie puede mantenerse impasible ante tanta desgracia injusta. Hoy en día se dispone de los adelantos y la tecnología suficientes para remediar esta sangría en la vida y la salud de los/as trabajadores/as, pero creemos que mientras el trabajo humano esté sometido a la única lógica del máximo beneficio, mientras la productividad y la competitividad se logren a costa de degradar las condiciones laborales (flexibilidad geográfica, horaria, salarial y contractual, subcontratación y precariedad), los trabajadores y trabajadoras seguiremos pagando con nuestras vidas y salud la irracionalidad de este sistema de producción que padecemos.

Para nosotros/as como cristianos y para toda la Iglesia Católica, como afirma la Doctrina Social de la Iglesia, la dignidad, la salud y la vida de cualquier trabajadora o trabajador son el bien más preciado. El valor del trabajo no reside en su rentabilidad económica, ni siquiera en el producto o servicio que genera, sino que el verdadero valor del trabajo está en la persona que lo realiza. La persona, imagen de Dios, debe ser la medida de todo; ella y su seguridad han de ser lo primero, por encima de cualquier otra consideración, interés o beneficio.
Dios quiere que el trabajo sea para la vida.

Secretariado Diocesano de Pastoral Obrera
Valladolid
28 de Abril de 2011

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