martes, 9 de marzo de 2010

OTRO MODELO DE EDUCACIÓN DEBE SER POSIBLE

Aunque, por uno u otro motivo, la educación está siempre entre los contenidos del debate social, en estos días se habla más del tema debido los procesos de admisión escolar en el que se hayan las familias.

Es curioso observar cómo los planteamientos del mercado llegan al mundo educativo. Centros escolares compitiendo entre sí para captar más alumnos. Jornadas de puertas abiertas, carteles por las calles, folletos en los buzones, etc. Hemos convertido la enseñanza en un producto más de consumo. La batalla por una educación de calidad se ha reducido a una guerra por la supervivencia.

Por otra parte, también la educación es motivo de debate público por la intención del ministro del ramo de lograr un pacto sobre esta materia tan fundamental para cualquier sociedad. Todo apunta a que nadie está dispuesto a decir que no a este pacto educativo, pero tampoco se observa un entusiasmado deseo de alcanzarlo puesto que hay escasa disposición a renunciar a los intereses propios de los diferentes sectores y colectivos implicados a favor del bien común.

Precisamente aquí esta el meollo de la cuestión: ¿cuál es el bien común en este tema?. Afortunadamente los cristianos lo tenemos claro, aunque nos cueste ponerlo en práctica. El bien común es el bien de los sectores más desfavorecidos de la sociedad. ¿Qué habría que hacer?. Aquello que facilitara la dignidad y el desarrollo humano a través de la educación de estos sectores, porque así estamos contribuyendo al desarrollo de toda la sociedad.

Por ejemplo. Una preocupación fundamental debería ser el fracaso escolar, que afecta especialmente a los sectores más débiles de la sociedad. Este problema no se resuelve con la libre elección de centro (cuestión que se vuelve secundaria) sino con garantizar la calidad educativa del escuela a la que asistan los estudiantes, calidad que pasa por la unidad de esfuerzos de la comunidad educativa (profesorado, padres y alumnos) con la los agentes de la comunidad social (servicios sociales, asociaciones, … del barrio/pueblo) en la que dicho centro se ubica para generar unos ambientes educativos, unidad sin exclusiones. Y, por supuesto, esto exige pasar de la clave de la competencia a la clave de la cooperación entre centros de enseñanza.

Podríamos señalar otros ejemplos, pero no disponemos de espacio. En definitiva, el reto es construir un nuevo modelo educativo desde los desfavorecidos. ¿Lo lograremos? ¡Que por nosotros no quede!

No hay comentarios:

Publicar un comentario