No llega a una semana el tiempo trascurrido desde las elecciones municipales y autonómicas y se ve que el tiempo de los "políticos" no es el del resto de los ciudadanos. Ahí siguen, preocupados sobre cómo mantener la poltrona o cómo hacerse con ella.
Más allá de otras consideraciones, los resultados electorales pusieron de manifiesto que la ciudadanía pide avanzar en soluciones a los problemas reales. A lo que hay que añadir que una parte muy importante de esa ciudadanía además está luchando por la construcción de la democracia en nuestro país a través del incremento real de la participación (y por tanto de la responsabilidad).
Pero, insisto, no se han "enterao". Continúan a sus cosas. En esta semana más allá de ver con quien pactamos para pillar sillón, el "que se vallan" de los unos y el "de aquí no me muevo" de los otros no hemos visto más movimiento.
Hay que recordar a estos "políticos" que el sentido de su actividad no son ellos mismos. Que el sentido de su actividad, para que la política sea auténticamente humana, es el bien común que empieza por conseguir que los empobrecidos puedan vivir con la dignidad que les corresponde como seres humanos y como hijos de Dios. Sólo desde aquí es posible avanzar en la solución de la crisis. Tengo poca esperanza en que así vaya a ser, si no somos los ciudadanos los que hacemos lo posible para que pueda ser. Y cauces tenemos para ello. Ahí está el movimiento 15 M.
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